La educación en estos últimos años ha tenido grandes huellas para el proceso de cambios en donde el nivel superior no es la excepción, de manera que, el 2020 ha marcado vertiginosamente las costumbres y / o tradiciones universitarias, el efecto de la pandemia mundial llamada COVID – 19, nos ha generado nuevos enfoques y perspectivas respecto al aprendizaje y su entorno virtual. Es el caso de considerables alumnos y catedráticos que han tenido, que adecuarse a la nueva forma del entorno virtual, de una manera más rápida y con presión al tiempo, teniendo en cuenta que el aislamiento social y las disposiciones del gobierno central a través del Ministerio de Educación en coordinación con la SUNEDU, producto de ello, las clases virtuales se han realizado de manera virtual y este 2021 no será la excepción. El tema que vamos a desarrollar es la importancia de los entornos virtuales en las escuelas superiores de educación, pongamos por caso que entendemos por entorno virtual, de manera que Aguilar & Otuyemi nos expresan lo siguiente:

El concepto de ‘‘entorno virtual’’ también es identificado como sitio que promueve el aprendizaje de diversos temas de forma continua y permite el acceso al conocimiento y a la información. (Aguilar & Otuyemi, 2020 p. 67)

Según los autores el entorno virtual es el camino al conocimiento y el poder la información, dicho concepto me hace recordar al filósofo moderno Francis Bacon cuando expresaba: ‘‘el conocimiento es poder’’. En la actualidad, todos tenemos acceso a la información de la cual se convertirá en conocimiento y ello nos da más poder, por consiguiente, mejores formas de enfrentar las circunstancias que ameriten responder en nuestro proceso diario. La otra parte, es que lamentablemente es una utopía decir que todos podrían acceder a los entornos virtuales, de manera que las brechas sociales – económicas hacen que solo un fragmento de nuestra sociedad accediera con facilidad, esto se puede notar en la conectividad del internet que no logra alcanzar a todas nuestras regiones del Perú profundo. Lo mismo ocurre, en la periférica de nuestra Lima Metropolitana, por ejemplo San Juan de Lurigancho, nuestros jóvenes que domicilian en las laderas del distrito, además de la agonía de sus servicios básicos y la odisea que fue ingresar a una universidad pública deben lidiar con la falta de acceso del internet (baja intensidad).

Además, las universidades del Perú, pongamos por caso, el sector público, tiene una paupérrima información de los entornos virtuales, por ejemplo, los docentes en su mayoría tienen una desidia para el aprendizaje virtual (en su mayoría), por un lado, debemos incluir a los estudiantes, que por factores de posibilidades económicas, se les dificulta una destreza ante dichos procesos educativos. Nuestra idiosincrasia peruana, todavía mira con recelo los entornos virtuales, debido a que la educación básica regular no incluye el EVA en sus procesos de enseñanza - aprendizaje, salvo el catastrófico evento del COVID – 19, han sido inexcusables a incursionar de manera empírica y jocosa. Esto se puede notar en un artículo publicado en la Pontificia Universidad Católica del Perú, titulado la Educación Virtual: Una estrategia desperdiciada, que expresa lo siguiente:

La educación superior suele relacionarse a un campus, un salón de clases, una pizarra y asientos ocupados por alumnos que acaban de terminar el colegio o que, a lo mucho, han pasado uno o dos años por alguna academia preuniversitaria. Al ser ese el escenario, la Ley Universitaria considera principalmente estos elementos como parte de su objeto a regular y mejorar. Sin embargo, se le escapan algunas consideraciones respecto del entorno en el que se podría dictar la clase y el tipo de alumno que puede acceder a la educación superior, dado que se pondera de manera diferencial la modalidad presencial y la semipresencial, así como las múltiples combinaciones posibles y con ello al público objetivo al cual estas modalidades están dirigidas. (PUCP, 2019, p. s/n).

El presente artículo de la PUCP, en líneas anteriores, debido a que, el problema radica en la conceptualización que se tiene de aula – campus, además, la Ley Universitaria avala el concepto tradicional, todavía no hemos logrado encausar que la virtualidad es y debe ser parte de nuestros procesos educativos de la educación superior, y no debe ser mirada con reconcomio y estupefacción. Recuerdo que hace unos años, leí una entrevista que le realizó el diario Gestión al gerente de Lenovo que expreso lo siguiente: ‘‘Tenemos aulas del siglo XIX, profesores del siglo XX y alumnos del siglo XXI’’. A medida que vamos avanzando hacia los primeros veinte años del siglo XXI, en cambio, no hemos logrado usar la tecnología en su mayor plenitud en nuestros procesos educativos, muchas de nuestras sesiones son bosquejadas al modelo tradicional en donde impera el magistrocentrismo, donde olvidamos que su génesis de la pedagogía nace en el paidoscentrismo, por eso hay que preguntarnos ¿Cómo debemos enseñar a nuestros alumnos del siglo XXI en relación a los procesos educativos? Esto se puede notar en cuanto conocemos de entornos virtuales y las destrezas que tenemos con referente a lo dicho para desarrollar una sesión acorde a las necesidades y falencias de nuestros alumnos. Po lo tanto, no pensemos de manera egoísta, usemos los entornos virtuales tales como: vídeos en YouTube / Vimeo; Google keep, stormboard, mentimeter, mindmeister, Google jamboard, kahoot, power point, prezi, padlet, Google documentos, lucidchart, animoto y entre otros.

Estos es claro que, los entornos virtuales son necesarios y relevantes para nuestras el desarrollo de nuestras sesiones, tal como lo expresan los autores del libro Edutecnología y Aprendizaje 4.0 en lo siguiente que:

Los entornos virtuales de aprendizaje (LMS) son importantes ya que están diseñadas para facilitar la comunicación entre unos participantes en un proceso educativo, sea éste completamente a distancia. Ya que nos sirve para descubrir materiales educativos en formato digital (textos, imágenes, audio, simulaciones, juegos, etc) ya ceder a ellos, para realizar debates y discusiones en línea sobre aspectos del programa del alguna asignatura. (Ruiz – Velasco & Bárcenas, 2019, p. 245)

En los últimos años, hemos visto que tenemos dos tipos de asistencia, es el caso de los alumnos: su asistencia sincrónica y asincrónica. En la asincrónica, debemos empoderar los entornos virtuales para lograr una técnica muy interesante tales como foros a través de debates, teniendo en cuenta que, permite el desarrollo de la investigación que los lleva a analizar, sintetizar y evaluar, además propicia un auto e interaprendizaje. Entonces la importancia de los entornos virtuales en los procesos educativos en el nivel superior es primordial en el quehacer educativo, por consiguiente, el EVA ayuda a los estudiantes, no solo a ‘‘estudiar’’ o repasar la materia cuando tengan que encontrarse con el docente de manera sincrónica, en cambio, usar, dichos entornos virtuales ayudará a que mantengan fresca dicha materia durante toda la semana, siendo así un aprendizaje significativo. Esto es claro en mi experiencia como estudiante en el pre – grado de una universidad estatal, en vista que nunca habíamos usado entornos virtuales para nuestro aprendizaje, por ejemplo lo único cercano que nos familiarizamos era nuestro intranet que era una incertidumbre, porque en su mayoría de los docentes desconocían de dicho uso y nos mortificaban a la hora de subir las notas, debido a que se equivocaban en la consolidación. Por lo tanto, dicha experiencia nos permite dar a conocer la verdadera realidad educativa en el Perú. A diferencia, de una universidad privada en dónde impera el uso exclusivo de los entornos virtuales. De manera que, la educación debe servir para promover igualdad, en todos los sentidos.

Es el momento, de que nuestro gobierno pueda reorganizar y revolucionar los entornos virtuales en la educación superior, tomando como experiencia los exitosos programas universitarios de principales universidades de ranking mundial.

En la actualidad, el acceso masivo a internet de banda ancha, la difusión de las redes sociales y el uso de herramientas colaborativas están familiarizando a las personas en el diseño y uso de experiencias de intercambio y de aprendizaje horizontal informal. Ello ejerce una importante influencia en las formas de enseñar y de aprender, las cuales, para ser relevantes a los ojos de los estudiantes, deberán incorporar los recursos TIC de manera mucho más decisiva y adaptarse a las nuevas modalidades relacionales que proponen, si bien aportándoles un valor experto reconocido. (Rué, 2016, p. 85)

La globalización es una realidad latente, teniendo en cuenta, que nuestros estudiantes nos son las excepciones de dicha revolución tecnológica mundial, las barreras geográficas no deben ser un impedimento, para seguir con los estudios superiores. De manera que, el uso de entornos virtuales e incorporar los recursos tecnológicos, ayudará a un mayor desarrollo científico y social para nuestro país. Del mismo modo, forjará ciudadanos críticos y comprometidos con su patria.

La tecnología es el arma más poderosa que tiene la humanidad, hoy nuestro dispositivo móvil es la síntesis del conocimiento de la humanidad que se ha logrado obtener con más de dos mil años vigentes.

La generación de estudiantes que tenemos hoy en nuestras aulas ha crecido con las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) siendo éstas parte integrante de sus rutinas diarias. Estudios previos muestran que estos estudiantes utilizan las TIC de forma diferente a generaciones anteriores y a muchos de los propios docentes. Por lo que es necesario adaptar el proceso de enseñanza – aprendizaje a las nuevas habilidades e intereses de esta generación de estudiantes. (Rodríguez & Castillo, 2019 p. 19)

Necesitamos una educación tecnológica, no encauzada hacia a solo ser consumistas, como nos han hecho creer las clases dominantes de nuestro país, sino a formar hombres y mujeres críticos (as) y comprometidos (as) con su nueva república. Siendo así, una educación universitaria que deba servir y para producir la igualdad tecnológica. Teniendo en cuenta que, Lima no es el Perú, por consiguiente, el uso masivo y correcto de la tecnología dará resultados asombrosos en las diferentes carreras profesionales.

REFERENCIAS

Aguilar, L. & Otuyemi, E. (2020). Análisis documental: Importancia de los entornos virtuales en los procesos educativos en el nivel superior. Tecnología, Ciencia y Educación, 17, 57 – 77.

Pontificia Universidad Católica del Perú (2019). Educación Virtual: Una estrategia desperdiciada. Recuperado de: https://vicerrectorado.pucp.edu.pe/academico/noticias/educacion-virtual-una-estrategia-desperdiciada/

Rodríguez, B. & Castillo, C. (2019). Entornos virtuales de aprendizaje, posibilidades y retos en el ámbito universitario. Madrid. España: Ediciones de la Universidad de Castilla – La Mancha.

Rué, J. (2016). Entornos de Aprendizaje Digitales y Calidad de la Educación Superior. Barcelona, España: Editorial UOC.

Ruíz – Velasco, E & Bárcenas, J. (2019). Edutecnología y Aprendizaje 4.0. Ciudad de México D.F. México: Sociedad Mexicana de Computación en la Educación A.C.